La nación, esto es los hombres y mujeres que comparten un territorio, historia e idiosincrasia común, constituyen la fuerza de un país. Si se marginaliza o excluye una parte de la nación se limita la posibilidad de crecimiento y desarrollo del país. Esto es, infelizmente, precisamente lo que ocurre en el presente.

Aunque las mujeres representamos la mitad de la fuerza laboral y el 52% de los electores, y que seamos las principales responsables de la educación de las futuras generaciones (en un país que cuenta con un alto índice de familias mononúcleares, en donde el jefe de familia es en su gran mayoría un mujer), seguimos siendo una minoría en la Asamblea Nacional, en los ministerios, los puestos de elección popular o en la directiva de los partidos políticos; en estos lugares, las mujeres tenemos una escasa representatividad del 10%.

Sin embargo, las mujeres somos las más afectadas por los cambios efectuados por la implementación de nuevas políticas socio-económicas gubernamentales. En resumen, transmitimos la idiosincrasia nacional a las nuevas generaciones. Por este mismo rol que la sociedad nos ha designado, podemos constituir un importante elemento multiplicador de cambio. No obstante, no contamos con la representatividad política numérica que su porcentaje en la población total amerita.

Esta lucha por una creciente participación de la mujer en la vida política del país comienza con el derecho al voto, obtenido en 1945. Este mismo año se elige por primera vez a dos mujeres como diputadas de la Asamblea Constituyente Panameña, una de ellas será Esther Neira de Calvo.

Esther Neira de Calvo nace en la Provincia de Coclé en la República de Panamá, cursa estudios en la Escuela Nacional de Institutoras y posteriormente se gradúa de profesora de literatura en Notre Dame, Brúcelas.

Luego prosigue estudios de pedagogía y Psicología en Estados Unidos. A su regreso a Panamá en 1912, será nombrada profesora de pedagogía en la Escuela Normal de Institutoras, en donde ocupará la dirección de 1927 a 1938.

Esther será la primera mujer en ser nombrada inspectora general de enseñanza secundaria, normal y profesional de los colegios oficiales.


Al ser comisionada por el Gobierno Nacional para participar en el Congreso Feminista de Baltimore en 1922, se entusiasma por este movimiento floreciente, y fundará en 1923 la sociedad Nacional para el Progreso de la mujer. Más tarde en 1945, fundará la Liga Patriótica Femenina.

El primer aporte de Esther Neira de Calvo será el romper esquemas y paradigmas estableciendo nuevos modelos a seguir, en una época en la que la mujer se encontraba relegada solamente a las tareas domésticas. Ella representaba entonces a la mujer que se atrevía a “vivir una vida de hombre”, a ser una profesional y a comprometerse con el devenir político de la nación. Esther Neira junto a Clara González, mujeres panameñas de vanguardia, serán las principales líderes de los movimientos de reivindicación en pro de los derechos políticos de la mujer.

Esther Neira y Gumercida Páez se convertirán, en 1945, en las dos primeras mujeres diputadas panameñas en la Asamblea Constituyente. Su contribución fue en pro de la protección de la infancia, de la mujer y de los menores.

De 1939 a 1949, Esther será nombrada representante de Panamá en la Comisión Interamericana de Mujeres de la OEA, y posteriormente, ocupará la secretaría ejecutiva hasta su retiro en 1965. A partir de este momento, Esther se retirará de la vida pública y dedicará los últimos años de su vida a la pintura, hasta su muerte e, en marzo de 1978.

La lucha por una participación más creciente de las mujeres en la vida política y social del país continua activa hasta el presente. Recientemente, esta lucha se ha visto reconfortada por la adopción en junio de 1997 del artículo 196 de Código Electoral que estipula que el 30% de las postulaciones para puestos de elección popular serán reservados para las mujeres.


Esta reforma fue la consecuencia de luchas y cabildeos que llevaron a cabo el Foro de Mujeres de Partidos Políticos encabezados por Alicia Franco retomando la propuesta legislativa de la Dra Gloria Moreno de López.
Esta reforma legislativa no es el final del camino, sino el comienzo de una nueva lucha, para que las mujeres asuman efectivamente posiciones de liderazgo dentro de los diversos espacios políticos en donde aún no se encuentran debidamente representadas.
Nos toca a todas las mujeres panameñas hacer que esta disposición no sea letra muerta. Debemos darle vida, ya sea a través de nuestra participación activa como independiente brindándole nuestro apoyo todas las actividades políticas que conlleven un desarrollo del rol y del derecho de la mujer, o luchando por ganar más espacios de liderazgo dentro de los partidos políticos, postulándose para los diversos puestos de elección popular

Con autorización de:
Dra. Celia Moreno, Consultora y Doctora en Ciencias Políticas
celiamoreno60@yahoo.com , www.celiamoreno.com


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