Canción a una muchacha ajedrecista muerta
Llueve sobre el verano del tablero.
En blanco y negro llueve sobre ti.
Nadie controla tu reloj: te espero
para jugar allí.
¿Tú mueves o yo muevo? Quién lo sabe.
Quién sabe si allá juega o juega aquí.
De pronto tu tablero es una nave
que te lleva y nos lleva hacia un jardín.
Hacia un jardín remoto de caballos
que inmóviles nos miran, y a un alfil
que negro lanza ra ...
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