Escritora estadounidense
- Una de las más grandes autoras y oradoras estadounidenses.
- Obras: La historia de mi vida, Luz en mi oscuridad...
- Área: Ensayo
- Padres: Arthur H. Keller y Kate Adams
- Nombre: Helen Adams Keller
Helen Keller nació el 27 de junio de 1880, en Tuscumbia (Alabama).
Hija de Arthur H. Keller y Kate Adams.
A los diecinueve meses sufrió una gravísima enfermedad a causa de la cual quedó sorda y ciega.
Desde los siete años de edad recibió una educación especial en lectura y escritura con Anne Mansfield Sullivan, más tarde Macy, del Instituto Perkins para Ciegos.
Pronto aprendió a leer el sistema Braille y a escribir por medio de una máquina construida exclusivamente para ella.
En el año 1900 fue aceptada en la Universidad de Radcliffe, en la que se graduó con todos los honores cuatro años después.
Trabajó en la Comisión de Ciegos de Massachusetts y ofreció conferencias por todo el mundo.
Finalizada la II Guerra Mundial, visitó a los veteranos heridos en hospitales de Estados Unidos y dio conferencias en Europa en apoyo de las personas con discapacidad física. Afiliada al Partido Socialista en 1905. Reconocida por su papel como cofundadora de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) en 1920 y su activismo en favor de los derechos de las personas con discapacidad, el sufragio femenino y los derechos laborales.
Entre sus obras destacan: Historia de mi vida (1903), El mundo en que vivo (1908), Salir de la oscuridad (1913), Mis años posteriores (1930), Tengamos fe (1940), Maestra: Ana Sullivan Macy (1955) y La puerta abierta (1957).
Su vida fue objeto de una película, Helen Keller in Her Story (1954), un documental que ganó el Óscar al mejor documental largo; y de una obra de teatro, The Miracle Worker (1959).
Recibió, la Medalla Presidencial de la Libertad en 1964 y fue incluida en el National Women's Hall of Fame en 1965.
Helen Adams Keller falleció en Arcan Ridge, Easton, el 1 de junio de 1968.
La noche de la ceguera tiene también
-
sus maravillas.
La noche de la ignorancia y de la
insensibilidad es la única tiniebla
impenetrable.
El infortunio de los ciegos es inmenso,
irreparable. Pero no nos priva de compartir
con nuestros semejantes la acción altruista,
la amistad, el buen humor, la imaginación
y la sabiduría.