Cuando a Walter Raleigh le mostraron la hacha que lo iba decapitar, dijo: "Éste es un afilado remedio y también un médico para todas las enfermedades y miserias". Según muchos biógrafos, sus últimas palabras mientras se preparaba para la caída de la hacha fueron: "Ataca un hombre ímpar, ataca!"
Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para realizar labores analíticas. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. Más información OK