Cierta noche que el literato español Francisco de Quevedo transitaba por la plazuela del Ángel de Madrid escuchó sonoros gritos de espanto y furiosos ladridos de perros. Rápidamente saca la espada, se pone en guardia y siente una tremenda embestida y algo que se le clava en su broquel. A bulto, pues su vista no es muy buena, asesta estocada tras estocada. Se escuchan unos aullidos de dolor y los testigos de la escena que se habían escondido salen a felicitarlo. A la luz de los hachones el p ...
1. Nació el 17 de septiembre de 1580 en Madrid en el seno de una familia de la aristocracia cortesana.
2. Fue el tercero de los cinco hijos de Pedro Gómez de Quevedo, que ocupó cargos palaciegos, y de María de Santibañez.
3. Quevedo perdió a su padre a la edad de seis años, quedando bajo la tutela de su tío don Agustín de Villanueva, del Consejo de Aragón.
4. Físicamente sufrió una cojera por deformación de las piernas y su exagerada miopía lo obligab ...
Epitafio deQuevedo: "Qué mudos pasos traes, ¡oh! muerte fría, pues con callados pies todo lo igualas". ...
Quién recibe lo que no se merece, pocas veces lo agradece. ...
Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se debe demostrar. ...
El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que la llamen. ...
El rico come, el pobre se alimenta. ...
Se cuenta que el escritor español Francisco de Quevedo sufría a un admirador demasiado persistente. Continuamente le enviaba cartas llenas de alabanzas a las que adjuntaba algunos versos para que el poeta le diera su opinión. Sintiéndose tan acosado resolvió contestarle con la siguiente misiva: "Caballero, sepa su merced que me he muerto y, por lo tanto, no tendré el gusto de contestaros ya nunca más". Al poco tiempo, Quevedo recibió una nueva carta de su admirador. En el sobre se leía ...
El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que la llamen. ...
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