EL ENEMIGO
Mi juventud no fue sino una tenebrosa tormenta,
Atravesada aquí y allá por brillantes soles;
El rayo y la lluvia han causado tal estrago
Que en mi jardín quedan muy pocos frutos bermejos.
He aquí que he alcanzado el otoño de las ideas,
Y que es preciso usar la pala y el rastrillo
Para reunir de nuevo las tierras inundadas,
Donde el agua abre agujeros tan grandes como tumbas.
¿Y quién sabe si las flores nuevas con ...
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